jueves, 31 de mayo de 2012

Lo Green no es un color…. - Pedro Elosegi

Lleva camino el año green de convertirse en un año perdido, cuando no en un año de pérdidas, que también.

Me sorprendió ver a los concejales del ayuntamiento dando saltos de alegría aquella noche en Estocolmo. Pareciera que la ciudad había recibido un premio tipo Oscar de Hollywood y yo intuía que aquello era algo más. A decir verdad creía que aquello era un compromiso que debería tomar la ciudad para que 2012 fuera un año verde y cuando digo verde quiero decir de apertura, de paso hacia el futuro, de mejoras continuas en temas de sostenibilidad que desde 2012 se proyectasen al futuro. Creí, o quise creer firmemente, que Vitoria-Gasteiz marcaría o debería intentar, con su modo de hacer, marcar la pauta a otras ciudades en el compromiso con la naturaleza y la sostenibilidad.

Y de esto, cuando caminamos hacia la mitad de ese año de verde capitalidad, creo que poco o más poco que otra cosa, por no decir nada.

Nos hemos subido en “lo green” como el piloto que sube al podio, a oír el himno, las alabanzas que llegan de fuera, levantar los brazos, descorchar botellas de champán y posar para la foto que mañana aparecerá en los medios de comunicación locales.

Y esa puede ser la palabra clave, local. ¿O acaso alguien ha venido a creer que, amen de bromas de poco gusto tipo reality televisivo, la “green capitalidad” es centro de  atención de otros medios de comunicación que no sean los locales? Lo dudo. Vitoria es Green para sí misma y poco más.

Y luego lo anecdótico, el verde. El verde como símbolo de la naturaleza puede ser un icono pero como imagen de sostenibilidad… Y es que todo es verde y anecdótico, la cartelería y los anuncios, las camisetas de los equipos deportivos, el paraguas de Celedón, las hamburguesas, que las hay, la cerveza del pincho-pote de Zaramaga y hasta se ha visto el solideo del Sr. Obispo de Vitoria de ese color en alguna fotografía que circula por la red como señal inequívoca de tratarse del obispo de Vitoria.

¿Y luego qué? ¿Y cuando ya no seamos Green Capital? ¿Habrá servido de algo que no sea gastar un montón de recursos económicos, sociales y humanos en maquillar de color verde una ciudad?

¡Cuanto desearía estar equivocado!






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