martes, 17 de julio de 2012

El fin de semana bien, ¿y tú? - Pedro Elosegi

A veces miro con preocupación a mi alrededor. A veces no, casi siempre. Siempre pienso lo mismo. Casi mejor no mirar. Al final no es otra cosa que la táctica del avestruz.

Esto, que, creánme es enormemente satisfactorio a corto plazo, al final resulta absolutamente inútil. En algún momento tienes que mirar, al menos para saber donde estás, para no perder la orientación, para reconocer al menos a quien tienes a tu lado y sobre todo a quien echas en falta. Para algunos esto es casi una necesidad vital. Veansé ejemplos.
Y otra vez llega la misma semana, la dichosa semana, la que para algún prócer guru de la culturilla local es “su” semana. Tengo dos opciones, mirar para otro lado o, al final mirar, mirar de frente y afrontar la semana. Llevo muchos años, todos los años, mirando para otro lado en esta semana. Pero creo que este año, a lo mejor por la crisis y por el estado cataléptico-depresivo que me provocan las medidas, los recortes, los hachazos o como quiera llamarse al sopapo que recibimos la semana pasada, he decidido mirar de frente. Estar esta semana en todo lo alto de la ola de la culturilla local.
Y veo lo de siempre, los de siempre vamos. Ni mas ni menos que aquellos que por dejarse ver, patinados con una capa de cultura, acuden, casi mejor peregrinan, a ocupar su asiento frente al evento. Algunos no entienden esa costumbre de mirar al escenario en un acto cultural, qué mas dará, piensan, si eso es lo menos importante. Se les ve inquietos, preocupados, miran a babor y estribor, como buscando los protagonistas, intentando localizar a aquellos cuya actuación verdaderamente les interesa, entre los compañeros del patio de espectadores. Que al fin y al cabo una vez que vengo, que me vean, digo. En fin, en fin…
En fin. Lo importante parece ser no tanto el qué como el cómo, el dónde y, sobre todo,  el quién.
Luego leemos el resumen, masiva afluencia, clamoroso éxito, irrepetible actuación, se espera la nueva edición.
¿Y luego qué? ¿Y las otras cincuenta y una semanas dónde? A veces creo que la cultura, en lugar de ser un valor de enriquecimiento personal, de satisfacción y de superación propia, viene constituyendose en nuestro entorno como una ocasión de marketing personal ante los semenjantes. Llegaremos, si no lo hemos hecho aún, a convertir un acto cultural en una reunión de espectadores-actores, con más vocación de lo segundo que de lo primero.  Esto evidentemente tiene dos lecturas, contrapuestas, deseable una y menos deseable la otra, según por donde se mire.
El fin de semana bien, ¿y tú?

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